CJ ha mantenido cuidadosamente el proceso de elaboración artesanal transmitido de generación en generación, respetando los procesos tradicionales de salado y curación en secaderos naturales.
Pero es el tiempo nuestro principal aliado para dar al jamón CJ el sabor y el aroma que lo caracteriza y diferencia, una obra maestra. Utilizando siempre como único conservante sal marina, aquí no tiene cabida ningún otro aditivo, porque sólo la sal entiende el arte de la conservación natural.
Blanca y cristalina, solo su pureza es capaz de acompañar al sabor del Jamón Ibérico de Bellota CJ.
En penumbra y en silencio comienza una labor donde la sal marina es la única invitada.
Con la maduración en secaderos naturales empieza una labor larga, paciente, vigilante. El jamón ibérico de bellota va adquiriendo su equilibrio, el aire puro y el frío de la sierra maduran cada pieza.
Después son al menos tres años de espera en las bodegas varios años, en correctas condiciones de humedad, temperatura y ventilación, antes de tener un jamon ibérico de bellota CJ en nuestra mesa.

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